Jack Edwards, Senior Advisor en Ashoka:

“Si uno quiere ver cómo puede ser el mundo en el futuro, hay que ver lo que están haciendo los emprendedores sociales”

En nuestra búsqueda por visibilizar personas e iniciativas que cambian el mundo, nos encontramos con Jack Edwards, Senior Advisor de Ashoka, organización que reúne una comunidad de jóvenes que a través de sus emprendimientos sociales están cambiando el mundo. Jack trabajó durante 30 años en una de las empresas internacionales que fueron pioneras en temas de Responsabilidad Social Empresarial, llevó a cabo grandes proyectos como una escuela para niños y niñas en Brasil, logrando que más de 700 personas tuvieran acceso a la educación y lideró la realización de una universidad para mujeres en la India, en la cual se gradúan 1000 personas al año.

Isidora Rodríguez

En su camino por cambiar el mundo, se encontró con Bill Drayton, fundador de Ashoka y creador del concepto emprendimiento social, que significa cambiar el mundo desde abajo. Ahí fue cuando conoció a los fellows de Ashoka, nombre por el cual llaman a estos agentes de cambio. En el año 2003, decidió integrarse como voluntario a la organización y hoy es la persona que se encarga de entrevistar a los candidatos y de guiar a los emprendimientos sociales con el fin de replicarlos en el resto del mundo. 

¿Qué ha significado para ti trabajar con agentes de cambio en todo el mundo?

Aprender a cómo cambiar el mundo, es un tema fantástico y esta es la razón por la cual me encanta colaborar con Ashoka, porque son personas que ven el mundo diferente y lo quieren cambiar. Si uno quiere ver cómo puede ser el mundo en el futuro, hay que ver lo que están haciendo los emprendedores sociales porque ellos están trabajando en los temas de mañana pero en formas que todavía no existen. Todas sus ideas están dirigidas a cambiar el mundo. 

¿Cuál fue tu trayectoria antes de encontrarte ?

Vengo de una familia tradicional, estudié Administración de Negocios en Stanford y luego hice un cambio y entré a Cuerpo de Paz en Colombia a fines de 1960, lo cual me encantó pero no vi carrera en ello. 

En 1972 entré a trabajar a Cummins, una multinacional que era una de las cinco pioneras en Responsabilidad Social Empresarial. Seguí ahí durante 30 años y me permitieron realizar algunas obras. 

Viví cinco años en Brasil y la sede de Cummins, situada al lado de un barrio muy pobre, sufrió un robo. Así que fui a hablar con la comunidad de 30 mil personas a la plaza central. Ahí me di cuenta de que no necesitaban puestos de trabajo, pues las personas que habían robado eran niños y niñas. Así que hablé con una especie de Alcalde, ya que era una localidad informal y no existía una figura real, quien me explicó que la escuela más cercana quedaba a 5 millas y para llegar había que cruzar la carretera más peligrosa de la región. Entonces la solución era construir una escuela. Habilitamos una bodega con 8 aulas y gracias a esto lograron estudiar más de 700 niños y niñas. Además implementamos un curso de alfabetización para adultos. 

¿Cómo llegaste a ser voluntario de Ashoka?

Seguí trabajando con Cummins y en uno de los viajes a Washington conocimos al fundador de Ashoka, Bill Drayton, quien hablaba locuras con un lenguaje que no entendíamos en aquella época, porque no sabíamos lo que significaba emprendedores sociales. Nos sorprendió mucho lo que hacían, que era cambiar el mundo desde abajo y financiamos seis emprendimientos sociales de Ashoka, pero no solo fue entregar el dinero sino que conocer más en profundidad este mundo. 

En 1996, viajamos a México a conocer lo que hacía una de las Ashoka Fellows, Martha Isabel Ruiz Corzo, mejor conocida como Pati. Ella es una activista que trabaja con las comunidades indígenas en las montañas que se sitúan entre Ciudad de México y Guadalajara. El equipo de Cummins en México viajó a este lugar por un fin de semana, abriendo un camino hacia la sustentabilidad, pues Pati Ruiz, también se dedicaba a preservar los bosques del lugar. 

Ella se dio cuenta de que el Ministro de Turismo de México en aquella época, vendió el terreno a una cadena de hoteles, así que se manifestó en conjunto con la comunidad indígena y ganó. No se llevó a cabo el proyecto. Pati Ruiz ganó el premio por el cuidado del medioambiente que se entrega en el Foro Económico Mundial. 

Y cuando yo me jubilé en el 2003 dije yo quiero trabajar en Ashoka porque tenía mis raíces del Cuerpo de Paz en Colombia y mi experiencia en RSE. 

La visión no es formar una organización gigantesca como Microsoft, pero hay que trabajar con aliados que visten la camiseta de la visión, entonces cuando hay una visión compartida, la idea es tener cien veces más de impacto social y como máximo duplicar el emprendimiento social.

Jack Edwards

¿Qué significó para ti conocer a los fellows de Ashoka?

Yo había conocido gente que había trabajado en la guerra contra la pobreza, gente que trabajó en entidades federales, es decir, personas que trabajaban en programas gigantescos que no solucionaban nada. Pero gente como Pati, no tuvieron una gran organización para causar un gran impacto, hay que ver más allá del mundo real. Se puede cambiar de abajo hacia arriba sin tener una gran organización. 

En esa época había 2000 emprendedores sociales, hoy existen 4500. Yo entrevisto a los candidatos y tratamos de entrevistarlos en una etapa temprana. La visión no es formar una organización gigantesca como Microsoft, pero hay que trabajar con aliados que visten la camiseta de la visión, entonces cuando hay una visión compartida, la idea es tener cien veces más de impacto social y como máximo duplicar el emprendimiento social. 

¿Cómo ha evolucionado la mirada para entregar soluciones que cambian el mundo?

Cuando yo era joven, la solución de los problemas era más centralizada, por ejemplo, el tema de la pobreza se solucionaba generando grandes programas, con el gobierno y con académicos creando una guerra en contra del hambre. Poco a poco el mundo se fue dando cuenta de que esto no sirve.

_HAZ TU APORTE